El cuento de la rana

El cuento de la rana

Pongan  una rana en un recipiente lleno de agua y comiencen a calentar el agua. A medida que la temperatura del agua empieza a subir, la rana ajusta  su temperatura corporal en consecuencia. La rana se mantiene ajustando su temperatura corporal con el aumento de la temperatura del agua.  Justo cuando el agua está a punto de alcanzar el punto de ebullición, la rana no puede aguantarla más. En este punto la rana decide a saltar. La rana trata de saltar, pero es incapaz de hacerlo, ya que ha perdido toda su fuerza ajustando la temperatura corporal. Muy pronto la rana muere. Ahora bien ¿Qué mató a la rana? Piense en eso. Sé que muchos van a decir que el agua hirviendo y tienen razón. Pero hay otro factor quizás más importante pues, que en realidad lo que mató a la rana fue su propia incapacidad para decidir cuándo saltar, sino el agua caliente no la hubiera matado. Todos nos tenemos que ajustar a algo en el día a día y esto con la gente y las situaciones que nos rodean, pero tenemos que estar seguros cuando tenemos que ajustar y cuando tenemos que seguir adelante o sea saltar, en otras palabras es salvar la vida, o al menos tener paz. Hay momentos en los que necesitamos hacer frente a la situación y tomar las acciones apropiadas  a tiempo. Si permitimos que la gente nos explote: física, emocional, financiera, espiritual o mentalmente, continuarán haciéndolo, hasta que no tengamos la capacidad de salirnos de la situación como la rana quedar atrapados y morir emocionalmente. Pero lo injusto sería decir que fue esa persona, amigo, familiar o colaborador quien nos llevó hasta ahí, de hecho  fue nuestra propia  incapacidad para decir “no” y salirnos de la situación a tiempo, aunque sintamos dejar la comodidad del agua como la rana. Entonces es muy importante que decidamos cuándo saltar de las personas que nos roban la paz, y lo vamos hacer  mientras tengamos la fuerza.

ROHE Johnny Chavarria Diaz – Marzo 2016

Article by Johnny Chavarria

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