Hay una ansiedad que podríamos llamar “positiva”, que es aquel estado de ánimo que quiere que las cosas sucedan rápido, a manera de ejemplo aquel que quiere conocer lo más rápido posible una ciudad, una persona, comprar un carro, comerse algo, comprar ropa etc. Esta ansiedad pues podría denominarse como la llamarían algunos, apresuramientos que pueden o no pasar y sabemos que nada llega antes de tiempo.
Por otro lado, está la ansiedad “mala” ya que es un estado emocional que está ampliamente relacionado con el sentido de supervivencia, tal como lo son el miedo, la ira, la tristeza y la felicidad. La ansiedad puede convertirse en un trastorno de pánico que genera la sensación de que vamos a fallecer, desmayarnos y hasta de sentido de persecución. La palabra ansiedad proviene del latín “anxietas” que se traduce a un estado de angustia o aflicción que puede sufrir una persona, sin necesidad de existir motivo alguno para tener realmente una preocupación o estrés que conlleve a la pérdida de control o sensación de no tener solución al problema presentado y que en realidad no existe. Quiero dejar claro que hay una gran diferencia entre “miedo y pánico”, el miedo está relacionado con una realidad visible o existente que nos puede dañar, física, psicológica y materialmente, es una condición preexistente que debemos resolver con sabiduría y calma. Referente a la ansiedad los expertos dicen que el trastorno de ansiedad es generalizado, es un estado en el que se encuentra inquieto el ánimo de una persona, es un sentimiento que genera pánico, desasosiego y preocupación. La ansiedad es un trastorno psiquiátrico más común de lo que se cree, está relacionado con el estrés ambiental que sufren las personas, según estadísticas esta enfermedad afecta más a las mujeres que a los hombres. La ansiedad se da por la suposición de lo malo que existe en el ser humano hacia el futuro y lo que éste le puede deparar, la suposición al rechazo. Lo cambios por parte del ser humano hace que se pueda producir un ataque de pánico en relación con los futuros acontecimientos que puedan ocurrir. El vivir dependiendo del futuro puede producir graves problemas de trastorno generalizado de ansiedad, por esto, los especialistas tratan este problema intentando realizar una recodificación de los pensamientos de la persona, para que ésta piense más en el presente y no en el futuro, para así no generar problemas de ansiedad que produce mucho estrés y que lo mantengan viviendo en el presente. Lo que sí es muy cierto es que la ansiedad lleva a enfermedades crónicas y más aún a la amargura del ruaj. La Toráh en cambio quiere que como hijos descodifiquemos el problema de ansiedad y lo cambiemos por la promesa que dice: KEFA ALEF (1a Pedro) 5:
7 Depositen en Él toda ansiedad, porque Él cuida de ustedes.
KEFA ALEF (1a Pedro) 5:7
La ansiedad no siempre es un problema patológico, como ya he afirmado, la ansiedad es un sentimiento necesario en las personas como la felicidad, el miedo o la tristeza, ya que en algunos momentos de la vida es necesario sentir un poco de ansiedad ante eventos relevantes o importantes, como por ejemplo la ansiedad que siente un jugador antes de un partido de fútbol importante, o la ansiedad porque todo salga bien en la organización de algún evento, que en estos casos mantiene a la persona atenta y preparada para los posibles acontecimientos, totalmente muy diferente a lo que ocurre en el trastorno de ansiedad generalizada o en el trastorno de pánico. El tratamiento más utilizado y recomendado para la ansiedad es vivir el presente, disminuir la importancia del futuro, para así, no depender de los acontecimientos que puedan ocurrir y por el contrario, concentrarse en el presente, mantenerse ocupado, haciendo labores que generen la sensación de que el tiempo pasa más rápido y así no pensar en los futuros problemas que puedan presentarse, a lo cual muchas personas aconsejan que las personas deben ocuparse en el momento de la llegada de alguna situación o problema y no preocuparse antes de que estos ocurran. La Toráh nos dice: MATTITYAH (Mateo) 6:
34 Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá su propio afán. Cada día tiene ya sus problemas.
MATTITYAH (Mateo) 6: 34
La ansiedad presenta varios síntomas y estos son variados, cuando estamos en presencia de problemas de manejo de la ansiedad, dentro de éstos podemos destacar los siguientes:
Psicológicos: sensación de amenaza y peligro, agobio, inquietud, inseguridad en sí mismo y con los demás, temor a perder el control, recelos y aumento en las sospechas e incertidumbre.
Físicos: Sudoración, náuseas, vómitos, falta de aire, temblores, tensión, rigidez muscular y más graves como insomnio, trastornos de alimentación.
Cognitivos o Intelectuales: preocupación excesiva, expectativas negativas, sensación de confusión, dificultad de atención, concentración y memoria, abuso de prevención y sospecha, así como susceptible.
Sociales: Irritabilidad, dificultad para mantener conversaciones con las personas, bloqueos, temor excesivo a enfrentar posibles conflictos.
De Conducta: Rigidez, dificultad para actuar, impulsividad, alerta e hipervigilancia, movimientos torpes de manos y brazos, cambio de voz, tensión en las mandíbulas, dudas o crispación (problemas de contracción muscular).
La Toráh nos da el remedio propicio para esta situación en especial y nos dice: FILIPSAYAHIM (Filipenses) 4:
6 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones delante de YaHWéH dándole todáh. 7 y la shalóm de YaHWéH, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en YaHsHúa Ha Mashiaj.
FILIPSAYAHIM (Filipenses) 4: 6-7
Pienso que una buena actitud para los hijos de YaHWéH, es tener confianza plena en que puede el pasaje de Filipsayaim cumplirse en nuestras vidas, y se trata de actitud positiva ante la promesa dada. Uno se monta en un avión creyendo por supuesto que llegará a su destino, sino uno supiera que el avión se va a caer no se monta. Si decimos que confiamos en YaHWéH para salvación eterna y no confiamos en sus promesas de liberación de la ansiedad, no solo le estamos diciendo a YaHWéH que sus promesas no sirven, sino que queda en duda si realmente creo que soy salvo. La diferencia de confesar salvación por ejemplo es fácil, ya que nadie me hace un cuestionario si lo soy o no, pero cuando se trata de que en mi vida tenga shalóm basados en promesas como la leída, ya es otra cosa, porque tengo que poner de mi parte y tal actitud es medible.
La vida se va rápido y no hay quien la detenga, de manera tal que se va más rápido si vivimos pensando en lo malo que me pasará mañana, donde no solo cargamos nuestras vidas con ansiedad destructora, sino que dejamos de vivir para el propósito por el cual fuimos llamados. KEFA BET (2a Pedro) 1:
10 Por lo tanto, ajím, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de YaHWéH, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no tropezarán jamás, 11 y se les abrirán de par en par las puertas del Reino Eterno de nuestro Adón y Salvador YaHsHúa Ha Mashiaj.
KEFA BET (2a Pedro) 1: 10-11
Shalóm
ROHE Johnny Chavarria Diaz – Junio 2020