No sé si muchos recordarán la exitosa comedia de televisión “Los Beverly Ricos” la misma se transmitió originalmente por la cadena norteamericana CBS desde el 26 de setiembre de 1962 hasta el 23 de marzo de 1971, se trasmitió por nueve temporadas y 274 episodios. En resumen, la serie “Los Beverly Ricos” trata de una familia de montañeses que apenas tenían para vivir, pero con tanta fortuna que un día hallaron petróleo en sus tierras, por lo que cambiaron su residencia a “Beverly Hills” mientras el oro negro era extraído por una empresa petrolera en su propiedad. Las situaciones cómicas de esta serie se presentan por la forma tan natural y original de ser de todos los miembros de la familia Clampett, un tanto extraños y campechanos al estilo montañés, lo que estos provocan es un choque cultural con sus nuevos vecinos en una de las mejores zonas habitacionales adonde llegaron a vivir, así como en cada una de las situaciones de la vida diaria de la familia. Luego hicieron una película con otros actores en 1993 imitando la comedia inicial.

Cuando la suerte les llega, pasan a vivir a una enorme casa. Lo cómico es que aun estando en una de las mejores zonas y mas adineradas, dentro de la casa tenían gallinas, caballos y todo tipo de animales imitando su antigua granja y el modo de vivir de su pasado montañés. La familia contaba con millones de dólares para poder gastar en todo tipo de cosas, pero siempre andaban con la misma ropa, el mismo carro antiguo y pensando en su mente que eran pobres, bueno esa era la trama y la serie se pasó por 9 años en la televisión.

Tomando lo anterior como ejemplo, hoy muchos de los hijos de YaHWéH llegan a tener muchos privilegios, riquezas y berajot en general y es como si ellos fueran del montón con su vida diaria atada al pasado, sin cambios de nada. Es posible que los veamos vistiendo la misma ropa, comprando en los mismos lugares que antes y sintiéndose participantes de sus semejantes del pasado y actuando en una manera de vivir, como el día antes que YaHWéH los llamó a salvación eterna. El siguiente pasaje es interesante ya que nos llama a meditar en lo que somos en la parte rujaní, pero el texto nos deja en su amplio contexto Toráh, una inmensa oportunidad para pensar y afirmar que somos muy privilegiados no solo por la salvación eterna sino por las berajot diarias que como hijos YaHWéH nos da, pero tal vez para muchos no quieren darse cuenta. QORINTYAHIM BET (2 Corintios) 5:

16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Ha Mashiaj de esta manera ya no lo conocemos así. 17 por lo tanto, si alguno está en Ha Mashiaj, es una nueva creación. Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo. 18 todo esto proviene de YaHWéH, quien por medio de Ha Mashiaj nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 Esto es, que en Ha Mashiaj, YaHWéH estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. 20 así que somos embajadores de Ha Mashiaj, como si YaHWéH los exhortara a ustedes por medio de nosotros: En Nombre de Ha Mashiaj les rogamos que se reconcilien con YaHWéH.

QORINTYAHIM BET (2 Corintios) 5: 16-20

Comento el versículo 17, el mismo nos habla de una posición nueva en Ha Mashiaj, lo que éramos ya no va más, definitivamente estábamos condenados a muerte eterna en el momento del llamado, pero ya somos salvos por la eternidad. Como ejemplo del tema de reconocer lo que realmente somos en YaHWéH, es el caso de una adopción de un niño (a) en una situación de pobreza y desamparo, una familia millonaria lo adopta (a) y el resultado es simple obvio, el niño crecerá con el apoyo y apellidos de los nuevos padres y con la economía abundante de estos.

De eso se trata cuando somos llamados a ser hijos de YaHWéH, pasa lo mismo, no solo YaHWéH nos adopta para ser sus hijos, sino que nos da de sus riquezas para que gocemos sabiamente con ellas mientras estemos vivos. Para muchos que han sido llamados, la incomprensión de entender esta metamorfosis rujaní, es muy complicada, ya que siguen siendo las mismas personas que eran cuando antes de ser llamados a la libertad rujaní y a las berajot de YaHWéH.

El tema es fácil de entender y no hay que ser muy matemático para saber que algunos no quieren ser cambiados por YaHWéH, ni en su parte rujaní, ni en la parte económica, ya que siguen con las mismas ataduras y miserias que tenían en el tiempo del llamado de YaHWéH. Estos ignorantes siguen buscando la shalóm en YaHWéH, por todos lados y lo hacen en uno y otro predicador, en una y otra circunstancia,  pero ahí no está el problema de tener la shalóm en YaHWéH, ya que la shalóm no viene con más dinero o con más posesiones, la Shalóm viene de entender el plan redentor de YaHWéH para nosotros, la Toráh nos dice: FILIPSAYAHIM (Filipenses) 4:

6 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones delante de YaHWéH dándole todáh. 7 y la shalóm de YaHWéH, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en YaHsHúa Ha Mashiaj. 8 por demás, ajím, todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, si hay virtud alguna, si algo digno de exaltación, en eso piensen.

FILIPSAYAHIM (Filipenses) 4: 6-8

Estos ignorantes, siendo poseedores de muchas riquezas rujaní, siguen mendingando dinero al mundo, siguen declarándose pobres, y siguen aliándose con aquellos que no son de YAHWEH. Roban y engañan por algunos pocos dólares por que simplemente piensan que la riqueza es ser millonario, cuando es todo lo contrario.

Hagamos un alto en el camino y no seamos como los protagonistas de la serie los “Los Beverly Ricos” viviendo una vida de pobreza, cuando en realidad todo lo tenían a mano para disfrutar como millonarios. Pensemos en realidad lo que somos y creamos con firmeza que la shalóm en YaHWéH no viene de nuestra propia inteligencia, sino de nuestro sometimiento a nuestro Abba, el cual nos adoptó para que fuéramos realmente felices en Él.

SHALOM