El encuentro de Yahshúa y la mujer de Samaria

El encuentro de Yahshúa y la mujer de Samaria

El encuentro de YaHsHúa con la mujer samaritana en realidad tiene un enorme significado un contexto nupcial en la historia Toráh y no es un simple encuentro para retar a los discípulos. El episodio comienza con YaHsHúa camino a Galilea y descansando en el pozo de Ya’akov. La historia de ese pozo la encontramos en el capítulo 29 del BERESHIT (Génesis), donde Ya’akov conoce a su esposa Raquel, cuando ella llega a dar de beber a los animales de su padre Labán en este pozo, y él va de camino a  Padan-aram, luego que Yitzhak le prohíbe casarse con una mujer cananea. Pero no solo Ya’akov encontró esposa cerca del agua, la historia de su padre Yitzhak con Rebeca también comienza alrededor de un pozo. El capítulo 24 de Bereshit nos cuenta que Abraham mandó a su servidor a buscar una esposa para su hijo Yitzhak a su país natal y es Rebeca la que da de beber al rebaño que el servidor llevaba, que era precisamente la señal que él había pedido a YaHWéH para que le indicase la mujer correcta. También Moshé conoce a su mujer Séfora en un pozo. En Éxodo 29 leemos que, luego de huir porque se sabía que había matado a un egipcio, Moshé descansó junto al pozo y hasta ese lugar llegaron las hijas de Reuel, sacerdote de Madián, entre ellas Séfora, para dar agua a sus ovejas. Cuando un grupo de pastores las echaron, Moshé salió en su defensa, y en agradecimiento Reuel le dio como esposa a su hija Séfora. Leamos el encuentro de YaHsHúa y la samaritana en un pozo muy conocido y de mucha tradición YOHANÁN (Juan) 4: 

3 Por eso se fue de Yahudáh y volvió otra vez a Galilea. 4 Como tenía que pasar por Samaria, 5 llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca de la tierra que Ya’akov le había dado a su hijo Yosef. 6 Allí estaba el pozo de Ya’akov. YaHsHúa, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. 7 En eso llegó a sacar agua una mujer de Samaria y YaHsHúa le dijo: Dame un poco de agua. 8 Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. 9 pero como los hebreos no comparten nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: ¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si Tú eres hebreo y yo soy samaritana? 10 Si supieras lo que YaHWéH puede dar y conocieras al que te está pidiendo agua contestó YaHsHúa, tú le habrías pedido a Él y Él te habría dado agua que da vida. 11 Adón, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es muy hondo; ¿De dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida? 12 ¿Acaso eres Tú superior a nuestro padre Ya’akov, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado? 13 todo el que beba de esta agua volverá a tener sed respondió YaHsHúa, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. 15 Adón, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla. 16 Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá le dijo YaHsHúa. 17 No tengo esposo respondió la mujer. Bien has dicho que no tienes esposo. 18 Es cierto que has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad. 19 Adón, me doy cuenta de que Tú eres profeta. 20 Nuestros antepasados adoraron en este monte, pero ustedes los hebreos dicen que el lugar donde debemos adorar está en Yerushalayim. 21 Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Yerushalayim adorarán ustedes al Abba. 22 Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los hebreos. 23 Pero se acerca la hora y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores adorarán al Abba en ruaj y en verdad, porque así quiere el Abba que sean los que le adoren. 24 YaHWéH es ruaj y quienes lo adoran deben hacerlo en ruaj y en verdad. 25 Sé que viene el Mashiaj, al que llaman Ha Mashiaj respondió la mujer. Cuando Él venga nos explicará todas las cosas. 26 Ése soy yo, el que habla contigo le dijo YaHsHúa.

YOHANÁN (Juan) 4: 3-26

Esta historia comienza en la ciudad de Samaria. Esta ciudad fue la capital del Reino del Norte, cuando Yisrael estaba dividida en dos, después que el reino del norte y su capital Samaria fueron tomadas por los asirios, deportaron a muchos hebreos a Asiria y trajeron extranjeros a que se estableciesen allí,  esto para ayudar a mantener la paz (2 Reyes 17:24). Por lo tanto, de la mezcla de extranjeros y hebreos surgió la raza mixta, odiada por los hebreos del Reino del Sur llamado Judea, quienes la consideraban impura. La mayoría de los hebreos hacían todo lo posible para no viajar por Samaria, tomaban rutas más largas con el propósito de no juntarse con los samaritanos. De esta manera YaHsHúa rompiendo con ese esquema decide pasar por allí y se sienta a descansar junto al pozo de Ya’akov. Luego una mujer samaritana llega a sacar agua y se sorprende que YaHsHúa siendo hebreo le hablara y además le pidiera agua.

Para los hebreos de la época, los samaritanos eran una raza híbrida entre yisraelitas y paganos, tan repugnante que un hebreo estricto evitaba acercarse a ese país. Siempre según las costumbres de la época, las mujeres iban a sacar agua temprano en la mañana o cuando había refrescado la tarde y siempre en grupo. Que la samaritana estuviera en el pozo al mediodía y sola, sugiere que no tenía buena reputación entre las mujeres de su pueblo. Finalmente, las reglas sociales tampoco permitían que los hombres hablaran con mujeres desconocidas, sobre todo si su marido no estaba presente, ni a las mujeres con hombres que no fueran sus parientes. Más que una leve molestia, se da la sorpresa de la samaritana ante las palabras de YaHsHúa. Para entender el diálogo es necesario saber que la expresión “agua viva” también puede traducirse como “agua fresca”, agua corriente como la de un río o una vertiente, lo contrario del agua estancada de un pozo. Por eso, cuando YaHsHúa le insiste en hablar de un manantial que “brotará hasta la Vida eterna”, la samaritana piensa en la conveniencia de tener una fuente más cerca y no tener que ir todos los días hasta ese pozo.

La samaritana percibe que YaHsHúa es más que un hombre común, pero ¿por qué llega a decir que es un profeta? Leamos:

Ve a llamar a tu esposo y vuelve acá le dijo YaHsHúa. 17 No tengo esposo respondió la mujer. Bien has dicho que no tienes esposo. Después de todo, perfectamente le podría haber respondido que era un chismoso, por haberse enterado al pasar por la ciudad de los episodios que precisamente la obligaron a ir a buscar agua sola y en la hora más calurosa del día. Al contrario de una mujer desposada en matrimonio legal, que diría “Adón”. Por eso, cuando YaHsHúa le dice a la samaritana que ha tenido cinco maridos, en realidad está hablando de cinco uniones ilegítimas, con hombres que la han tratado como mera concubina y no como esposa. Eso por parte del doble significado de las palabras de YaHsHúa.

En cuanto a la historia, recordamos que la Toráh reprocha una y otra vez las numerosas infidelidades de los samaritanos con los ídolos traídos de otras tierras y es bien sabido que la idolatría es habitualmente descrita como el adulterio de Yisrael contra YaHWéH. Leamos un pasaje interesante:  HOSHEA (Oseas) 2:

17 Te quitaré de los labios el nombre de los baales y nunca más volverás a invocarlos. 18 Aquel día haré en tu favor un Pacto con los animales del campo, con las aves de los cielos y con los reptiles de la tierra. Eliminaré del país arcos, espadas y guerra, para que todos duerman seguros. 19 Yo te haré mi esposa para siempre y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión.  20 Te daré como dote mi fidelidad y entonces conocerás a YaHWéH. 21 En aquel día yo responderé afirma YaHWéH; Yo le responderé al cielo y el cielo le responderá a la tierra; 22 la tierra les responderá al trigo, al vino nuevo y al aceite y éstos le responderán a Jezrel. 23 Yo la sembraré para Mí en la tierra; me compadeceré de la Lo-ruhama, a Lo-amí lo llamaré: Pueblo mío; y él me dirá: Elohim.

HOSHEA (Oseas) 2: 17-23

En este contexto, podemos comenzar a ver cómo la mujer finalmente se dio cuenta que YaHsHúa era alguien muy especial, no solo porque le habló de sus 5 maridos, sino porque también lo hizo en referencia a los 5 ídolos a los que Samaria había adorado. Entendemos perfectamente que el pasaje de Hoshea se refiere a la maldición de Yisrael y que esta maldición es abolida o quitada en el sermón del monte, pero en sí el encuentro con la samaritana en su contenido Sod (Ver Estudio sobre las 4 Interpretaciones de la Torah en esta página), es muy importante ya que nos habla de las infidelidades de los hijos de YaHWéH en el tiempo antes del llamado a ser salvos por parte de YaHsHúa, de manera tal que la historia de la samaritana con YaHsHúa es un tipo de la restauración del llamado a salvación y de las bodas del Cordero junto al manantial de vida eterna: 13 todo el que beba de esta agua volverá a tener sed respondió YaHsHúa, 14 pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.

Por otro lado, el pasaje nos habla de algo que atormenta al mundo y es estar congregado sin entender su real posición dentro del plan de YaHWéH y no el plan de los hombres:  23 Pero se acerca la hora y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores adorarán al Abba en ruaj y en verdad, porque así quiere el Abba que sean los que le adoren. 24 YaHWéH es ruaj y quienes lo adoran deben hacerlo en ruaj y en verdad. 25 Sé que viene el Mashiaj, al que llaman Ha Mashiaj respondió la mujer. Cuando Él venga nos explicará todas las cosas. 26 Ése soy yo, el que habla contigo le dijo YaHsHúa.

El verdadero adorador tiene individualmente la shalóm en su ruaj, estando solo, acompañado, caminando o descansando ya que el objetivo no es lo material y la actividad sino reconocer que YaHWéH está en todo lado guiándonos, acompañándonos, dirigiéndonos y dándonos conciencia de que el único manantial de agua viva es Él y que como esposa prometida del Cordero se nos ha separado para unas nupcias eternas.

Shalóm

ROHE Johnny Chavarria Diaz

Article by Johnny Chavarria

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